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Metafísica de los misterios cristianos

Introducción a la obra de Jean Borella

Bruno Bérard

Este libro está escrito en inglés, pero traducimos aquí sus principales elementos.

Los misterios cristianos pueden parecer con demasiada facilidad un terreno tan trillado que se desvanecen en una especie de telón de fondo banal en nuestras vidas. ¿Con qué frecuencia asumimos irreflexivamente que ya sabemos exactamente lo que hay debajo de cada roca teológica? Y, sin embargo, a través de los ojos de un metafísico vibrante e inspirado, este terreno resulta ser en gran medida inexplorado, rico en misterios inexplorados.

Resumen del libro

  1. Prefacio
  2. Introducción
  3. Primera parte GNOSIS Y TEOLOGÍA

    1. La inteligencia y la razón, lo psíquico y lo espiritual
    2. Gnosis y gnosticismo
    3. Los cuatro modos de la teología
      1. Apéndice: Dos ejemplos de teología simbólica
      2. Apéndice: El análisis del símbolo
  4. Segunda parte. EL MYSTERION CRISTIANO

    1. La mística, un camino integral
    2. La metafísica de la analogía
    3. El sentido de la realidad
    4. Más allá del ser
    5. Metafísica del misterio cristiano

Extracto

[La] distinción entre razón (dianoia, ratio) e intelecto (nous, intellectus) no es una «separación total, pues la ratio es la luz quebrada y fragmentaria del intellectus. Pero no debemos confundirlos, ni negar ninguno de estos modos de actividad cognitiva».

Sorprendentemente, sin embargo, tal confusión se da en la filosofía de Descartes, como puede verse en su segunda meditación, donde se dice que ratio e intellectus son equivalentes, mientras que «la tradición filosófica anterior los había distinguido casi constantemente» (Borella).

La consecuencia lógica de esta confusión cartesiana fue la negación del intellectus (intelecto intuitivo) en la obra de la filosofía kantiana. «En sus esfuerzos por asumir una conciencia crítica de la razón, Kant no percibió la intensidad de la confusión cartesiana acerca del conocimiento intuitivo (intellectus intuitivus). Sin intellectus no hay metafísica posible: «La intuición intelectual… no es nuestra, y está excluida de nuestro entendimiento» (The Critique of Pure Reason [«Crítica de la razón pura»], trans. W. Schwarz, Aalen: Scientia, 1982, p. 98).

Al hacer de la razón (Vernunft) la facultad superior del conocimiento, «Kant se ve llevado a derribar lo que toda la tradición filosófica anterior había aceptado y llamado entendimiento (Verstand, intellectus), reduciéndolo a la actividad cognoscitiva inferior, es decir, aquella que dota al conocimiento sensible de una forma conceptual o mental».

«Desde una confusión inicial hasta una inversión negacionista: éste es el camino seguido por la decadencia intelectual occidental» (Borella).

Concluimos con la paradoja del intelecto: «El intelecto puede recibir conocimiento de todo sólo porque no es ninguna de las cosas que conoce…. Este intelecto merece el nombre de «intelecto especulativo» porque es un espejo (speculum en latín) que refleja el mundo. El precio a pagar por su lucidez es una especie de distanciamiento de la realidad, a través del cual la realidad como tal se revela al hombre, pero también a través del cual el hombre se distingue del ser en su propio ser. El conocimiento es, en efecto, una comunión inteligible entre conocedor y conocido, pero es en cierto sentido una comunión a distancia. Con la actividad cognoscitiva, todo sucede como si el hombre hubiera conservado el recuerdo de una comunión ontológica entre él y el mundo, pero sólo puede alcanzarla -mediante sus facultades puramente naturales- en el modo especulativo. El conocimiento es precisamente esta posibilidad, esta posibilidad última, este recuerdo de un paraíso perdido. Es una fusión anticipada de sujeto y objeto, pero anticipada sólo porque no se ha realizado (Borella). [pp. 11-12].

Aviso de publicación

El mundo anglosajón tiene una gran deuda de gratitud con Bruno Bérard por esta visión magistral del proyecto de Jean Borella. Éste recuerda a una época olvidadiza la verdadera naturaleza y alcance de la mente humana. Pero Bérard ofrece mucho más que un resumen de las ideas de Borella sobre este punto; más bien, nos brinda un encuentro con el propio Borella, haciendo que nos hable directamente desde el corazón de su propio pensamiento. En las páginas de este libro, uno de los grandes filósofos de nuestro tiempo nos recuerda, con un rigor, una lucidez y una profundidad ejemplares, la esencia de nuestra humanidad, es decir, la aspiración intelectual al conocimiento sagrado que encuentra su pleno florecimiento en una «fe crística» plenamente ortodoxa, que no es otra cosa que la «puerta estrecha» por la que se en la única gnosis verdaderamente digna de ese nombre.

— Adrian Walker, Universidad Católica de América

Reseña

Nadie, me atrevería a decir, comprende mejor a Jean Borella que Bruno Bérard, a quien, en efecto, parece habérsele encomendado la tarea de interpretar a este filósofo católico, en mi opinión el más grande de nuestro tiempo. Sin embargo, para ser justos, hay que decir que, a pesar de la inmensa claridad alcanzada en la introducción de Bérard, este libro no es de fácil lectura. ¿Cómo podría serlo, dado que aborda las cuestiones últimas de la metafísica y la teología? Sin embargo, para quienes busquen verdaderamente «el ‘más allá’ de las cosas, que es la realidad metafísica», como muy bien dice Bérard, este libro es insuperable. También representa un reto particular para los católicos postconciliares y tradicionales: para algunos, será cuestión de profundizar en su perspectiva; para otros, de ampliarla. Añadiría que la obra de Borella me parece el no va más en ambos aspectos.

— Wolfgang Smith

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