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Metafísica de la paradoja (vol. 2)

Volumen 2. El conocimiento paradójico

Bruno Bérard

Este libro aún no ha sido traducido del francés. Sólo se ha traducido esta presentación.

A la naturaleza paradójica de lo que hay que conocer corresponde un modo paradójico de conocimiento. Este modo, por supuesto, no es nuevo. Ya se encontraba en el reverso del conocimiento analógico o en el corazón de la dialéctica platónica. Incluso ya tenía un nombre: ignorancia, gnosis y epignosis en San Pablo, y lo que Nicolas de Cusa llamaba, paradójicamente, docta ignorancia. Por encima de los ojos (Malebranche), o reservada a las inteligencias que saben cerrar los ojos (San Dionisio Areopagita), se muestra entonces como el fin de la filosofía.

Resumen del libro

  1. Introducción

  2. Parte 1. Razón, inteligencia y conocimiento

    1. Cap. I. Subjetividad y objetividad
    2. Cap. II. ¿Razón o inteligencia?
    3. Cap. III. Creer, saber, conocer
  3. Segunda parte. El conocimiento paradójico

    1. Cap. IV. Paradojas de la razón, paradojas de la inteligencia
    2. Cap. V. Paradoja y analogía, ¿aporía o dialéctica?
    3. Cap. VI. Paradoja y misticismo, ¿gnoseología o nesciencia?
    4. Cap. VII. Paradoja y escatología, ¿el más allá del ser?

Extracto

Toda inteligencia, en el acto por el cual concibe lo que es la esencia de una cosa, experimenta una experiencia semántica, una experiencia del sentido o de lo inteligible, a falta de la cual no puede formar un concepto de ello. El concepto no se abstrae pura y simplemente de la cosa; ante todo, debe tener sentido, debe constituir una unidad inteligible, y la inteligencia debe reconocerla porque tiene sentido. No hay otro «criterio de verdad» que este re-conocimiento, esta aquiescencia de la inteligencia, su experiencia de acuerdo con su propia naturaleza intelectual.

Este momento en que el intelecto pasa de la potencia al acto no puede adquirirse, enseñarse ni demostrarse; es intuitivo, directo e inmanejable. A primera vista, podríamos decir que sólo lo no contradictorio es inteligible (no entenderemos un círculo cuadrado), pero en el fondo ésta es sólo la condición extrínseca de la intelección. El acto mismo de intelección es la captación de la esencia en su talidad, en su naturaleza propia, en su contenido como tal; es entonces un acto intuitivo y sintético de contemplación que revela la esencia, la talidad, como sentido. Esto es la inteligibilidad intrínseca: lo que «tiene sentido» para el intelecto, lo que suscita en él un «eco semántico», lo que le «dice algo», lo que le «habla».

Esta experiencia semántica de la talidad es tan radical y original que escapa a nuestra atención. Y, sin embargo, es esta experiencia la que nos permite aceptar semánticamente todas las formas de las que no teníamos ninguna idea a priori, que éramos incapaces de imaginar, y que nos revela la experiencia sensible. Esto es lo que nos da la rosa como «rosa», y «aunque no podamos decir de la rosa otra cosa que ‘rosa’, nuestra experiencia de ella es perfectamente clara y reconocible en su indecible y oscura identidad». Esta oscuridad consiste en que lo que se da a la inteligencia no es el ser mismo de la esencia, sino la esencia como significado. [T.2, cap. III, pp. 72-73]

Aviso de publicación

¿Por qué hay algo en lugar de nada (Leibniz). La vida es la muerte (Claude Bernard). ¡Un Dios en tres personas! (Cristianismo). Se supone que nadie ignora la ley, pero nadie puede conocerla (adagio jurídico).

Las paradojas, las contradicciones irreductibles, están en todas partes; desde que nacemos hasta que morimos, y desde que intentamos comprender el universo, el hombre, la sociedad, o a Dios. Esta naturaleza paradójica de las cosas, y de la lógica que se supone que nos ayuda a pensar sobre ellas, remite a la vez a la única forma en que conocemos (en particular las paradojas científicas o cognitivas) y establece el límite insuperable de todo conocimiento racional.

Por ello, esta Metafísica de la paradoja busca proponer un modo paradójico de conocer. Distinguiendo la razón de la inteligencia que la supera, tal modo de conocer aparece en el reverso del conocimiento analógico, se ilustra en la dialéctica platónica y, superando todo conceptualismo, se enfrenta a la paradoja de la no contradicción absoluta.

El volumen 2 confronta la paradoja con la razón y la inteligencia, mostrando que la paradoja de lo que hay que conocer corresponde a un modo paradójico de conocimiento.

Reseña

Bruno Bérard y la «metafísica de la paradoja»

La «metafísica de la paradoja» de Bérard busca los siguientes objetivos ir más allá de todas las ideas y concepciones dicotómicas de la realidad; reconocer, a través del «método paradójico», los límites del racionalismo […] y de los desmayos sofísticos de las llamadas filosofías al estilo de Kant y Hegel; se atreve a renunciar a tener ideas claras y distintas en sentido formal y conceptual; a liberarse del hechizo intelectualista inconcluso [… ]; se esfuerza por comprender que hay una conformidad de la inteligencia con las cosas y una conformabilidad de las cosas con la inteligencia, que es esencialmente la conformidad de las cosas con la inteligencia absoluta de la que dependen (traducido del italiano).

Ver la reseña en el sitio web de Il Corriere Metapolitico
— Aldo La Fata, Il Corriere Metapolitico

Entrevista

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