Distinguimos entre el conocimiento por participación, en el que la brecha entre el sujeto y el objeto queda de algún modo abolida por esta participación, y el conocimiento por abstracción, en el que la brecha se mantiene entre el sujeto y el objeto del que abstrae el conocimiento. El conocimiento por participación no es en modo alguno subjetivo. Al contrario, debido a la transparencia de la inteligencia, es objetivo por naturaleza. «De otro modo no sabríamos lo que significa la objetividad» (Borella) y «el hombre, enteramente encerrado en su subjetividad, ni siquiera podría concebir la noción de subjetividad, si no tuviera la facultad de la objetividad» (Schuon).