Proporción entre realidades diferentes que permite describirlas entre sí o con un único término que sirve para todas por una cierta similitud. En cierto modo, la analogía es un intermediario entre los enfoques catafático y apofático (ver estas palabras).
La teoría de la analogía que nos permite hablar de Dios sin manchar la trascendencia e incomprensibilidad de Dios se encuentra en Tomás de Aquino. Así, los términos que aplicamos a Dios y a las criaturas se aplican por analogía de proporcionalidad: decir «Dios es bueno», por ejemplo, no debe entenderse del mismo modo que decir «esta persona es buena». La bondad de Dios es para Dios lo que la bondad humana es para los humanos, pero de un modo infinitamente superior y perfecto.
La analogía está ligada al ser mismo: Dios es el Ser en esencia, mientras que las criaturas sólo tienen el Ser de forma participativa y derivativa.