Los problemas de la traducción son bien conocidos, y ni los mejores traductores son siempre inmunes a malentendidos o aproximaciones.
La idea aquí es, ante todo, dar las gracias a todos los traductores y revisores que han contribuido hasta ahora, así como a todos los lectores que se han prestado a enviar sus comentarios o, directamente, sugerencias para mejorar las traducciones.
1. Entre las dificultades encontradas, cabe mencionar varios casos en los que el francés tiene dos palabras distintas -y, por tanto, dos significados ligeramente diferentes-, mientras que otras lenguas suelen tener sólo una. Por ejemplo:
Francés | Inglés | Italiano | Alemán | Español |
Rêve Songe | Dream – | Sogno – | Traum – | Sueño, soñar – |
Espoir Espérance | Hope – | Speranza – | Hoffnung – | Esperanza – |
En comparación con “rêve” (sueño), el “songe” (“sueño”) puede ocurrir mientras se está medio dormido o medio despierto y contiene indicaciones obvias, sin necesidad de ninguna interpretación (a diferencia de los sueños).
Comparado con “espoir” (esperanza), “espérance” (esperanza) no tiene ninguna expectativa particular; no es la esperanza de algo.
2. Ha surgido una dificultad adicional con las dos palabras francesas: “savoir” (saber) y “connaître” (conocer), cada una de las cuales puede haberse especializado, en metafísica, para dar cuenta de dos tipos de conocimiento:
– La palabra “savoir” designa el conocimiento por abstracción. Está orquestado por la razón calculadora y conceptual; esta razón discursiva –dianoia– lleva a cabo razonamientos hipotético-deductivos. Este tipo de conocimiento mantiene la separación entre conocedor y conocido.
– El término “connaître” se refiere más bien al conocimiento por participación, vinculado a la intuición intelectual. Para Platón, se trata de un conocimiento intuitivo a través del ascenso dialéctico del intelecto –noèsis-. Lo inteligible, o semántico, es recibido por el intelecto sin que él mismo pueda generarlo. Se da la identidad cognoscitiva: la inteligibilidad de la realidad está unida a la inteligencia, que es el sentido de la realidad, del mismo modo que la comida salada sólo tiene sentido para el gusto.
Francés | Inglés | Italiano | Alemán | Español |
Savoir Connaître | To know (To cognize) | Sapere Conoscere | Wissen (Kennen) | Saber Conocer |
Raison Intelligence Intellect | Reason Intelligence Intelect | Ragione Intelligenza Intelletto | Vernunft Verstand Intellekt | Razón Inteligencia Intelecto |
A esta dificultad se añade la inversión efectuada por el kantismo, que situó la razón (Vernunft) por encima de la inteligencia (Verstand), contrariamente a lo que habían entendido todos los filósofos anteriores a él (Platón, Aristóteles, Plotino, Agustín, Tomás de Aquino, Dante, Leibniz, Malebranche…). Y es que, como decía Kant, “la intuición intelectual no es nuestra […] ni siquiera podemos contemplar su posibilidad”1.
Ahora bien, existe esa corrección leibniziana fundamental que, a “nihil est in intellectu quod non prius fuerit in sensu” (nada hay en el intelecto que no estuviera antes en los sentidos), especifica: “nisi ipse intellectus” (si no el intelecto mismo)2, o Hegel, recomendando el complemento opuesto: “nihil est in sensu quod non prius fuerit in intellectu” (nada hay en los sentidos que no estuviera antes en el intelecto)3.
A pesar de estas reacciones, la inteligencia se ha convertido para muchos en un mero objeto de la razón -y de la psicología y neurobiología-, culminando en la ambigua fórmula de IA (inteligencia artificial), cuando en realidad no es más que RA (razón artificial). Una vez que dispusimos de energía mecánica (fuego, animales de tiro, vapor, petróleo, electricidad, energía atómica), la humanidad simplemente adquirió energía mental.
Esta función de la inteligencia como sentido de la realidad y como espejo (speculum en latín), que refleja las ideas, es la posibilidad misma de la metafísica. Esto es lo que debe tenerse en cuenta, independientemente de la exactitud de las traducciones.